POEMAS
MASÓNICOS
DESAGRAVIO
En la muerte de Metelo I
(Venerable Hermano Simón Gris, GR.. 33, año 1872)
Tú, que de su virtud fuiste
testigo;
Tú, que del corazón sobre el
arcano.
Entre el franco carácter del
amigo,
Descubriste el cariño del hermano;
A su tumba de paz llega conmigo;
Y, aunque del mármol frió el eco
humanó
La inanimada losa herir no pueda.
Haz tú, que oído á mi razón
conceda.
Cortó implacable el filo de la
muerte
Aquella vida de trabajos llena.
Cubriendo a sus hermanos de esta
suerte
De lobreguez y lágrimas y pena;
Yo, que ante el nombre del amigo
inerte
Siento también la bárbara cadena
Que liga al hombre del dolor al
hilo,
Yo no tengo el espíritu tranquilo.
Llevo una duda que el dolor exalta
Dentro del pecho que al amigo
llora,
Y es. mi conciencia tan estrecha y
alta
Que al contristado espíritu
devora.
Aunque en mí su amistad no hallare
falta,
Nube se alzó de bruma engañadora.
Pues intentó la descocada intriga
Buscar entre los dos cruda
enemiga.
Tal pesadumbre al corazón oprime;
Por eso llego á tí, y ante la losa
Donde el hermano contristado gime
Del cerrado sepulcro en que
reposa,
Para que el fuego del olvido lime
Esta duda que embárgame enojosa.
Tu amistad interpongo; ven conmigo
A evocar el recuerdo del amigo.
Su espíritu inmortal desde la
altura
Al posar sobre mí sus vivos ojos.
Tenderá venda densa, mas no
oscura,
Sobre el rayo voraz de sus enojos.
Desde allí tocará la verdad pura;
Y al despreciar del mundo los
despojos.
Dirá, tendiendo sobre mí su mano.
No me faltó al amor el noble
hermano.
Santa fraternidad que de esta
suerte
Las querellas del mundo y sus
insidias
Puedes desvanecer ante la muerte
Exenta de rencores y de envidias.
Bendita tu misión sagrada y
fuerte.
Pues contra el vicio y las
pasiones lidias,
Llevando ante el altar del
Arquitecto,
Una voz, un espíritu, un afecto.
Numa, gr.\ 33.
Fuente: Boletín del Gran Oriente de España nº 33,
15 de septiembre de 1872, p. 8-9.
A LA FÉ
Arde en mi pecho,
sin estinguirte, llama,
Destello del poder
omnipotente,
Que el puerto de
la paz muestras clemente,
Y das ventura al
que ventura clama.
Sin tí, la voz
callara de la Fama;
Del orbe, el
heroísmo fuera ausente;
Ni de la Gloria el
templo reluciente
Cubriera del
laurel la augusta rama.
Galileo, por tí,
sorprendió un dia,
De la tierra el
secreto más profundo;
Guillermo Tell
batió la tiranía,
Y Francklin sujetó
el rayo iracundo;
Guttemberg
conqui.stó la Sabia vía;
Cristo, la
libertad; Colon, un mundo.
C. R.
Fuente:
Boletín Oficial del Gran Oriente de
España, nº 19 de 15 de enero de 1872, p. 5.
LA MASONERÍA
I.
No era la fé ni la
ciencia;
y era el hombre
primitivo,
imbécil cadáver
vivo
sin razón y sin
conciencia.
Cegada la
inteligencia,
de toda virtud
desnuda,
la humanidad torpe
y ruda
se arrastraba á su
calvario
arropada en el
sudario
de la ignorancia y
la duda.
II.
Cumple el hombre
su destino;
y al ir de su sino
en pos,
un hombre, imagen
de Dios,
cae enmedio del
camino.
El sentimiento es
mezquino,
son pobres las
voluntades,
y á nadie mueve á
piedades
su triste suerte
precaria,
porque es el caido,
el Paria
de las primeras
edades.
III.
El hombre más
vuelo toma;
siente más sangre
en sus venas:
ya es vil esclavo
en Atenas;
ya es mísero
esclavo en Roma.
Otro porvenir
asoma
tras su pasado de
horrores;
ya lo juzgan sus
señores
cual hombre, y
puede servir
¡cuánto honor!...
para morir
ante los
emperadores.
IV.
Ya es digno el
esclavo impío
de ir al Circo con
las fieras:
ya es digno de las
panteras, d
e los leones
bravios.
Ya puede mostrar
sus brios
en campañas
sobrehumanas,
y dar sus carnes
livianas
á las fieras
destructoras,
porque diviertan
sus horas
las meretrices
romanas.
V.
Tras muchos siglos
de males,
pasan los tiempos
esquivos,
y se levantan
altivos
los alcázares
feudales.
Yacen rotos los
dogales;
pasa la feroz
tragedia,
y el yugo tanto no
asedia;
que inspirando mas
respeto
está al terruño
sujeto
el Siervo de la
Edad Media.
VI.
Y sufre el hombre
sencillo
con voluntad
resignada
el derecho de
pernada
y la horca y el
cuchillo.
Aunque avergüence
el decirlo,
aceptando estos
dolores
vive una vida de
horrores
en penosos
sacrificios,
para alimentar los
vicios
de sus impuros
señores.
VII.
Pero se hace la
explosión;
el hombre siente
una idea,
y su conciencia
golpea
las puertas de su
razón.
Su ropaje de
abyección
salta soberbio en
jirones;
vé un mundo de
perfecciones,
y virilmente se
forma
con la savia que
transforma
las nuevas
generaciones.
VIII.
Arde el fuego
sobrehumano
que en su mente
germinaba,
y el que Siervo se
arrastraba
se levanta
Ciudadano.
Con su poderosa
mano,
de la justicia en
el nombre
traza, porque al
mundo asombre,
ardiendo en
sublime llama,
el generoso
programa
de los derechos
del hombre.
IX.
Mas... ¿cuál fué
la inspiración
que arrancó al
pueblo la cruz,
y con torrentes de
luz
llenó su
imaginación?
Fué una gran
asociación
que en el misterio
vivía;
los que yo
estrecho este dia
en abrazo
fraternal.
Fué... el espíritu
inmortal
de la FRANC-MASONERIA.
X.
Ella con su
voluntad
y sus gigantes
alientos,
hizo escombros los
cimientos
de la vieja
sociedad.
Ella de la
humanidad
obtiene la
gratitud;
pues con gran
solicitud
hace, en sublime
ejercicio,
calabozos para el
vicio,
templos para la
virtud.
Fuente;
Boletín Oficial del Gran Oriente de
España, nº 19 de 15 de enero de 1872, pp. 7 y 8.
ANTE EL SEPULCRO DE MI
Q. H. JOSÉ MEDINA ESQUIVEL
Sol de la inspiración,
rayo esplendente
de la eterna claridad,
con tus fulgores
ven a alumbrar mi
oscurecida mente…
Vertiendo en tomo tus
brillantes galas
hasta mi sien benéfica
desciende
¡Oh sacra Poesía!
Y en tus fúlgidas alas
se elevará mi ardiente
fantasía
hasta llegar a las
etéreas salas!
Ven, musa del dolor y
del quebranto,
reviste con tu fúnebre
sudario
el dolorido canto
que elevo, con el alma
fervorosa,
al borde del sepulcro
solitario
dó por siempre reposa
un apóstol del bien y
de la ciencia,
a quien un clero impío
con bastarda y con
ruin intransigencia,
con vil encono y con
pasión impura
le negó una cristiana
sepultura.
¡Pretender coartar de
la conciencia
el libre sentimiento,
el querer limitar la
inteligencia,
y el querer subyugar
el pensamiento…
Es querer que detenga
el océano
su eterno movimiento,
es pretender que el
Teide prepotente
doblegue la cerviz,
hunda la frente!
¡Oh santa libertad,
soplo divino!
Cuánto, cuánto te
adoro, y cuántos pechos
A tu mágico influjo
peregrino
luchando sin cesar, al
fin recobran
sus nobles y
justísimos derechos!
Ved cuántos corazones
por tu fuego magnético
influidos,
¡Oh libertad! te
rinden sus canciones
y a tu acento redoblan
sus latidos.
De la verdad, las
ciencias y el progreso
estas las huestes son;
en sus pendones
hay un lema seráfico
que dice:
«Fraternidad
Universal», los hombres
todos hermanos son,
todos proceden
de un padre igual, del
Arquitecto Grande
del Universo, y nunca,
nunca pueden
hacerle el menor mal,
sin que el Juez Sumo
la merecida cuenta les
demande.
En El reside la
verdad, la ciencia,
la justicia y la
luz….la luz grandiosa
cuyo sacro destello ha
iluminado
al par del corazón la
inteligencia,
cual la lumbre del sol
pura y radiosa
penetra de un cristal
la transparencia.
También a ti, buen
Esquivel amado
te iluminó esa luz. Tú
penetraste
también en nuestros
templos. Templos, recibiste
el abrazo fraterno, y
nos amaste,
y nuestro hermano,
nuestro hermano fuiste.
Tú los augustos
símbolos tocaste,
tú, como buen obrero,
con tus manos,
golpe tras golpe dando
de mallete
sobre la piedra bruta,
mereciste
toda la estimación de
los hermanos!
Tú, buen padre, buen
hijo, buen esposo,
buen patricio,
perfecto ciudadano,
tú, el hombre probo, y
noble y virtuoso,
ferviente sacerdote de
la ciencia,
la paz y la razón; tú,
que en tu vida
llevaste siempre pura
la conciencia;
tú, el ser
humanitario,
que con el alma casta,
y encendida
en la cristiana fe que
el Calvario
fue por el Gran
Maestro difundida,
practicabas el bien,
el bien tan sólo…
¡Y negarte, oh
sarcasmo,
un ministro de Dios
con negro dolo
la común sepultura…
Mientras tu alma hacia
Dios volaba pura!
Al ver llevar la ira y
la soberbia,
La infamia, la maldad,
la hipocresía
más allá de la tumba
oscura y fría…
Al ver tan reprobada
intransigencia
¿quién con eco
vibrante no diría:
«¡Viva la Fraternal
Masonería!»
¿Quién no habrá de
exclamar con noble acento?
«¡Plaza a la
ilustración! ¡Paso a la ciencia!
¡Viva la libertad de
pensamiento!
¡Viva la libertad de
la conciencia!»
Santa Cruz, 17 de
Marzo de 1877.
Elías Mugica y
García, Poesías leídas ante el sepulcro de José Medina Esquivel y
en la instalación de la Logia Esperanza de Orotava, Santa Cruz de
Tenerife, 1877.
EN LA INSTALACIÓN DE
LA R. L. ESPERANZA DE OROTAVA Nº 103.
AL
OR.•. DEL PUERTO DE LA CRUZ
Era el principio del
mundo;
los hombres con saña
fiera
se enconaban
fratricidas
en las más terribles
guerras,
y era el mejor el más
fuerte,
y el más noble el que
tuviera
para vencer más
fortuna,
para matar más
destreza.
Y los hombres a
millares
y las naciones enteras
no comprendían más
gloria
ni más levantada idea
que verter sangre,
tronchando
a miles las
existencias.
Ni se conocían las
artes,
ni se conocían las
ciencias,
la ignorancia era
absoluta,
la barbarie era
completa:
hasta que un rayo
divino
alumbra la
inteligencia
de algunos hombres que
sienten
nuevo ser y vida
nueva.
Sienten hervir en el
fondo
de sus dormidas
conciencias
sentimientos
fraternales,
humanitarias ideas;
júntanse, estréchanse,
forman
una Asociación, y
empiezan
a practicar las
virtudes,
a ejercitarse en las
ciencias,
a hacer florecer las
artes
haciendo brillar las
letras;
propagando por el
mundo
la libertad verdadera,
y ejerciendo día y
noche
la caridad más
fraterna;
sembrando sanos
principios,
vertiendo santas
creencias;
dó quier levantando
templos,
donde sólo el amor
reina
sobre estas tres
firmes base:
La Salud, la Unión, la
Fuerza.
Albañiles se llamaron,
y en todas partes, do
quiera,
se elevara un edificio
de arquitectura
perfecta,
allí todos los
congregados
de su saber daban
muestras.
Luego, por sus mil
bondades,
esta Asociación obrera
fue extendiendo por el
orbe
su misteriosa cadena.
y no hubo un hombre
eminente
que algo siendo, algo
valiera,
y no hubo ni artista
ni sabio,
filósofo, ni poeta.
que ardiendo sus
corazones
en la virtud más
austera,
no estuviesen
afiliados
bajo tan santa
bandera!
…………………………..
Pasan siglos y más
siglos
con generaciones
nuevas,
y mil tronos se
levantan
y mil tronos se
despeñan;
y se hunden los
continentes
del mar en las simas
negras,
y brotan desde sus
senos
montañas, islas
enteras;
se alza Roma poderosa,
cayendo la sabia
Atenas
y Palmira se destruye,
y otras ciudades se
elevan,
y todo, todo se cambia
sobre la faz de la
tierra!...
sólo la Masonería
siempre grande y
siempre inmensa,
resiste todos los
choques,
las convulsiones más
recias,
firme, compacta,
inmutable
en medio de las
tormentas.
¡Salve, Asociación
augusta!
tú que practicas y
siembras
las más ardientes
virtudes
y la moral más
completa.
Tú que calmas las
angustias,
y socorres con la
miseria,
tú que la orfandad
protejes,
tú que la verdad
enseñas!...
Y vosotros, oh!
Masones
que con la fe más
intensa
levantáis un nuevo
templo
a la virtud y a las
ciencias,
yo os saludo, yo os
saludo
de cariño el alma
llena!
¡Viva nuestra augusta
Orden!
¡Fraternidad, Unión,
Fuerza!
y así, queridos
hermanos,
decid conmigo: «Que
mientras
gire en sus ejes el
mundo
y haya hombres sobre
la tierra,
será la Masonería
la Asociación más
inmensa,
la Sociedad más
humana,
la Sociedad más
perfecta!»
Elías
Mugica y García
Santa
Cruz, 1 de Abril de 1877
Hojas de papel
¡Con cuánta indiferencia se mira
una cuartilla
sin ver que en sus entrañas va el
germen de un tesoro!
¡Cuántas dichas da a veces una
carta sencilla
que no se cambiarían por una mina
de oro!
¿Qué fuera la palabra, la luz del
pensamiento,
sin el papel que acoge su vida y
la perdura?
Un grito que se pierde con el
rumor del viento
o un rayo que un instante brilla
en la noche obscura.
El corazón, a veces, como el
mejor amigo
cuenta al papel sus cuitas, sus
sueños y alegrías
seguro de que siempre será el más
fiel testigo
de todo cuanto sabe de los pasados
días.
El arte en él vacía sus bellas
concepciones
y el alma sus mensajes que dulce
amor perfuma,
y es su blancura misma para los
corazones
de nieve, con la pena; con la
ilusión, de espuma.
Hoja no escrita es huerto que,
sin ser cultivado,
Anhelos maternales dentro del seno
anida,
en tanto mudo espera la reja del
arado
que trace el pentagrama del himno
de la vida.
Y el labrador entonces que con
ruda fatiga
en el virginal predio sus ternezas
derrama,
ve surgir una nota por cada rubia
espiga
y un canto de esperanza en cada
verde rama.
La misma superficie del mar,
cuando tan suaves
las olas sin espumas refulgen como
acero,
es hoja luminosa donde escriben
las naves
las hondas emociones del alma del
viajero.
Páginas engañosas para los
emigrantes
en las que ilusos leen futuras
bienandanzas,
creyendo que en los surcos de las
quillas cortantes
sepultan infortunios y siembran
esperanzas.
Parece el papel blanco como una
alegoría
de la Nada, el constante cavilar
de la duda,
y tiene algo de abismo y da la
impresión fría
de losa funeraria, sin epitafio,
muda.
Mirándolo impoluto, mil veces
imagino
Sobre el cambio de suerte que le
daría unos trazos
o si tal vez mañana no tendrá más
destino
que ver, cual mariposa, volando
sus pedazos.
No siempre al bien se presta,
también al mal se inclina,
que es el papel lo mismo que
lámina de acero
de la que hacerse puede la daga
florentina
o la brillante espada de noble
caballero.
Y muchas veces mancha su nitidez
de nieve
el tacto repugnante de venenosa
mano,
y es portador entonces de la
calumnia aleve,
de torpes invectivas o anónimo
villano.
Su misión es más noble y habrá
ignorada pluma
que engendre en sus entrañas la
vida, el movimiento,
salpicando su virgen vestidura de
espuma
con el polen fecundo de un genial
pensamiento.
¡Un poeta, lo mismo que el rey
aventurero
que dar quiso su reino por un
veloz corcel,
también cambiara el trono, no un
trono, el mundo entero
por la gloria que duerme sobre el
blanco papel!
Guillermo Perera y Álvarez (1865-1926)
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